Hay un cuento budista que dice: Había una persona que siempre estaba a punto de caer, pero nunca terminaba de hacerlo. Hasta que un buen día, vino alguien y, muy generosamente, le dio un pequeño empujón para que se cayera. Claro, porque si no se caía, no se iba a poder -finalmente- levantar.
miércoles, 28 de agosto de 2013
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