-Buenos días señor, ¿ha aceptado usted al hijo de Dios como su salvador?
-¿Salvador de qué?
-De la condena eterna.
-¿Y quién me ha condenado?
-Dios, él nos condenó a todos nosotros por defecto.
-¿Entonces él condena a la gente y luego su hijo va por ahí salvándola?
-Si, correcto.
-Eso parece un turbio negocio familiar en el que no quiero verme envuelto.
-¿Salvador de qué?
-De la condena eterna.
-¿Y quién me ha condenado?
-Dios, él nos condenó a todos nosotros por defecto.
-¿Entonces él condena a la gente y luego su hijo va por ahí salvándola?
-Si, correcto.
-Eso parece un turbio negocio familiar en el que no quiero verme envuelto.
Muy bueno, me ha agradado leer este chiste. Un saludo.
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