Cuando le preguntaron a Edgar Mitchell, astronauta del Apolo 14, que se siente al ver la tierra desde los confines del espacio, esto fue lo que respondió:
Desarrollas una consciencia global instantánea, orientada a los seres humanos, y una compulsión por hacer algo para remediarlo. Desde la luna, las políticas internacionales parecen tan insignificantes... Dan ganas de agarrar a un político por el pellejo del cuello, y arrastrarlo medio millón de kilómetros, y desde allá arriba mostrarle la tierra y decirle:
¡Mira eso, cabrón!
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