Un día, una muchacha se acercó a una granja y le preguntó al granjero:
- Perdone usted señor, ¿me dejaría hablar con sus animales?
El granjero riéndose le contestó:
- ¡Pero que tonterías estás diciendo!, los animales no hablan.
Entonces ella se acercó al cerdo y le pregunto:
- Hola cerdito, ¿qué tal te encuentras?
- Muy bien, gracias. - Dijo el cerdo.
Después, ante la mirada atónita del granjero, se acercó al burro y le pregunto también:
- Y tú burrito, ¿qué tal te va la vida?
- Pues trabajando mucho, como siempre. - Contestó el burro.
El granjero no podía salir de su asombro. Entonces la muchacha se acerco a la oveja, cuando de pronto, el granjero empezó a gritar con mucho nerviosismo:
- ¡La oveja miente!, ¡la oveja miente!
- Perdone usted señor, ¿me dejaría hablar con sus animales?
El granjero riéndose le contestó:
- ¡Pero que tonterías estás diciendo!, los animales no hablan.
Entonces ella se acercó al cerdo y le pregunto:
- Hola cerdito, ¿qué tal te encuentras?
- Muy bien, gracias. - Dijo el cerdo.
Después, ante la mirada atónita del granjero, se acercó al burro y le pregunto también:
- Y tú burrito, ¿qué tal te va la vida?
- Pues trabajando mucho, como siempre. - Contestó el burro.
El granjero no podía salir de su asombro. Entonces la muchacha se acerco a la oveja, cuando de pronto, el granjero empezó a gritar con mucho nerviosismo:
- ¡La oveja miente!, ¡la oveja miente!
Muy divertida es la historia, gracias por compartirla. Tienes tu un premio en mi blog. Si visitas http://corresaltaycuidate.blogspot.com encontrarás los detalles. Conozco de tu sensiblidad y sé que he elegido a una de las mejores personas para compartirlo. Un beso
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