Un explorador se encuentra cara a cara con un león en medio de la selva. El explorador muy asustado, como es un crisitano devoto, piensa:
"¡Oh Dios mío!, haz que a este león se le pase por la cabeza un pensamiento religioso".
Entonces el león lo mira, y acto seguido eleva la mirada al cielo pensando:
"Gracias señor por los alimentos que estoy a punto de tomar..."
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