Un chico sordomudo entró en una ferretería a pedir unos clavos. Puso dos dedos juntos sobre el mostrador y luego hizo un movimiento de martillar con la otra mano. El empleado le trajo un martillo. A continuación sacudió la cabeza y señaló hacia los dos dedos que estaba martillando. El empleado le trajo los clavos. Escogió el tamaño que quería, y se marchó. Más tarde entró un ciego que quería unas tijeras. ¿Cómo las pidió?
La mayoría de la gente contestá que haciendo un gesto con los dedos simulando unas tijeras, sin embargo no es así.
Simplemente usó su voz para pedirlas, claro. Era ciego, no sordomudo.
Quiero unas tijeras...
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