Tanto las muelas del juicio como nuestro apéndice, no nos sirven para nada. Además, por si fuera poco, lo único que hacen es complicarnos la vida, ya que en la mayoría de los casos se infectan y es necesaria la cirugía para extraerlos.
Entonces, ¿por qué nos crece la muela del juicio y tenemos el apéndice?
Ambos están relacionados con nuestra dieta ancestral, y son las sobras que la imperfecta evolución dejó tras de si.
Hace miles de años, cuando nos convertimos en Homo sapiens, nuestro cráneo tenía una forma diferente a la de hoy en día. Nuestra mandíbula era más alargada con dos muelas más pontentes en la parte posterior para permitirnos masticar mejor hojas y alimentos duros y fibrosos. Con el paso del tiempo y la evolución de nuestros hábitos alimentarios nuestra mandíbula se ha ido reduciendo hasta el punto de no dejar espacio suficiente para estas muelas. Y cuando crecen, nos causan muchas molestias, suelen infectarse y necesitan ser extraídas. Si la evolución sigue su curso, pronto dejarán de crecer, de hecho cada vez aparecen más tarde.
En el caso del apéndice, se cree que son los restos de un órgano atrofiado, el cual es mas grande en los herbívoros que en los carnívoros, ya que es usado para descomponer las grandes cantidades de celulosa que los herbívoros comen diariamente. Cuando nuestra dieta estaba compuesta de muchas hojas y plantas, nos era muy útil, pero la evolución y los cambios en nuestra dieta lo han reducido a ese pequeño pellejo similar a un gusano que es hoy en día.
lunes, 17 de enero de 2011
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