Tumbado en mi cama, no dejo de pensar en ti. Siento un enorme deseo de agarrarte y estrujarte, ya que no puedo olvidarte desde ayer.
Apareciste de imprevisto en medio de la cálida noche, sin vergüenza ni pudor. Aún siento un hormigueo por todo mi cuerpo cuando recuerdo lo acontecido anoche en mi cama.
Te tendiste sobre mi cuerpo desnudo. Sentiste mi indiferencia soñolienta, así que te aplicaste a fondo con tu boca hambrienta. Y casi me vuelves loco mientras succionabas parte de mí.
Al final me quedé dormido.
Esta mañana al despertarme ya no estabas. Te busqué pero fue inútil. Solo las sabanas habían sido testigos de lo ocurrido.
Todavía tengo marcas en mi cuerpo de tus entusiastas mordiscos, lo que hace aún más difícil olvidarte.
Esta noche te esperaré despierto... ¡Mosquito de los cojones! ¡Te vas a enterar!
jueves, 4 de noviembre de 2010
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Joder , y yo que pensaba en otra cosa. jajajjaja.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo.