"Los mejores momentos de la vida vienen por si solos. No tiene sentido esperarlos"
Compaginaba mi trabajo en el Bar Madrid con las clases de inglés en International House. Pero llevaba 9 meses en Londres y sentía que mi nivel de conversación avanzaba muy lentamente. Y como en Londres levantas una piedra y aparece un hispano parlantes, estaba siempre entre hispanos. Y de hablar inglés muy poco.
En la academia había un tablón de anuncios donde podías encontrar a gente que se ofrecía para intercambio de idiomas. Eché un vistazo y encontré los datos de un nativo inglés que buscaba intercambio de español. Así que le llamé y quedamos en la biblioteca.
Era un tipo alto y escuchimizado. Serio y aburrido como el solo, y con una pinta de hortera alucinante. Quedamos en vernos una vez por semana en la biblioteca, sesiones de una hora: media hora dedicada al español y media hora al inglés.
La primera sesión que tuvimos llegó con unos recortes de unas revistas especializadas en política y economía. Y me preguntó que significaban unos términos y frases hechas que había subrayado. Era Jerga política y macro económica que yo ignoraba por completo. Le dije que este tipo de jerga no era usual encontrarla en el día a día. Pero el estaba obsesionado con ello.
Su interés por el léxico español era más que un hobby, era una obsesión. Sabía más español que yo. Me lo imaginaba toda la noche sin dormir, pensando en el significado de estos vocablos que probablemente no se los volvería a encontrar en toda su vida.
Al finalizar nuestro encuentro quedamos en que nos llamaríamos para quedar la próxima vez. Ni yo le llamé ni el me llamó. Fue algo mutuo.
Una semana más tarde decidí probar suerte otra vez. Esta vez encontré un anuncio de una tal Sally que era profesora de Francés pero inglesa. Y buscaba intercambio de español.
Hablamos por teléfono y quedamos en encontrarnos a la salida de metro de Highbury Islington, a las 8 de la tarde. Me dijo que era rubia con el pelo corto y que llevaría una chaqueta azul, yo le dije que era bajo y llevaría una mochila roja.
Eran las ocho y cinco y allí estaba yo, a la salida de la estación buscando entre la multitud a Sally. Pregunté a un par de chicas que coincidían con la descripción y que parecían estar esperando a alguien, pero no era ninguna de ellas.
Por fin una chica de unos treinta y pocos años se me acercó y me preguntó si era Nacho, y yo como buen gallego, le respondí preguntándole si era Sally.
Total, que nos fuimos al pub que había al lado de la estación.
Sally resultó ser una mujer muy afable, divertida e interesante. Impartía clases de francés e inglés en International House. Y en sus ratos libres estudiaba español. Tenía un nivel bastante avanzado, así que podíamos hablar de cualquier cosa.
Era muy activa y tenía una gran carrera profesional. Viajaba a menudo a Madrid, donde tenía amigos en el campo de la enseñanza.
La primera cosa que me sorprendió de ella, fue que era una gran amante de la cerveza. Mientras yo me bebía una pinta, ella se bebía dos. Y siempre hacíamos nuestro intercambio en el pub. Las tardes que quedaba con ella, llegaba a casa alegre y achispado. Cuando Juan me veía llegar, sonreía me decía: "¡Que!, hoy has quedado con sally, ¿no?"
Nos vimos durante varios meses, durante los cuales nos hicimos muy amigos.... si ya sé lo que estáis pensando. Pero si, solo amigos.
Después, a finales del verano del 97, yo me fui al sur de Inglaterra durante una larga temporada. Tenía su dirección y teléfono, poro los acabé perdiendo. Desde entonces no he vuelto a saber nada de ella.
lunes, 13 de abril de 2009
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HACE UNOS DIAS DI X CUASUALIDAD EN TU BLOG Y ME HE LEIDO TODO LO Q HAS PUESTO AL PRINCIPIO ME LLAMO LA ATENCION LSO DIVERSOS TEMAS Q PONIAS HASTA Q AL FINAL LLEGUE A TU BIOGRAFIA LASTIMA Q NO SEGUISTE ESCRIBIENDO DE ELLA OJALA LO RETOMARAS :D
ResponderEliminarMuchas gracias july, sin duda lo retomaré. Ya que aún hay mucho que contar.
ResponderEliminarUn saludo
Sigue contando! Llevo aqui 10 años y tus aventuras me recuerdan mucho a las mias del principio...
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