sábado, 24 de enero de 2009

10- LA COCINA DE BABEL


"NUESTRA VERDADERA NACIONALIDAD ES LA DEL GÉNERO HUMANO" (Herbert George Wells)

El martes 6 de Enero llegué a mi primer trabajo en Londres, media hora antes de lo previsto.
El restaurante donde iba a trabajar se llamaba Lloyd's Restaurant, y estaba ubicado en un sótano, era un lugar donde acudían los ejecutivos adinerados de la "city" al mediodía. En el piso superior a nivel de calle había un Benjys (cadena de tiendas de sandwiches y ensaladas para llevar). En la cocina del Lloyd's se preparaban tanto platos para el restaurante como sandwiches y derivados para el Bengys de arriba.
Justo en la esquina opuesta de la calle estaba el emblemático Lloyd's Building, famoso por su extraña estructura y porque su red de tuberías, conductos eléctricos, escaleras y ascensores de cristal están ubicados en su parte exterior.

Mi trabajo en el restaurante consistía en fregar toda clase de cacharros del Lloyd's y del benjy's. Empezaba a trabajar a las siete y media de la mañana y terminaba a las cuatro de la tarde, el fin de semana lo tenía libre, y me pagarían 130 libras semanalmente. Que más podía pedir...
El chef, que se llamaba Didier, no tardó en darse cuenta que yo no lo entendía en absoluto. Por suerte para mí, los dos cocineros principales de la cocina eran portugueses, que por cierto, con Didier hablaban Francés, y conmigo hablaban portugués. Total, que lo que yo más hablaba en aquella cocina era gallego, de inglés nada.
Después estaba Mauricio, un camarero Brasileño que siempre me contaba sus batallitas sentimentales con sus numerosas amantes. Siempre estaba metido en líos.

Didier, que parecía sacado de una serie cómica de los años 80, era un cachondo mental y siempre estaba bromeando y haciendo reír a todos. Cuando soltaba una gracia u ocurrencia todos se partían de risa, y a él se le quedaba una cara de satisfacción absoluta. Yo no se si se reían porque les hacía gracia o porque era el jefe. Yo por mi parte era feliz fregando cacharros y echándome unas risas con mis amigos los portugueses.

En una sección de la cocina esta ubicada la parte destinada a hacer los rellenos de los sandwiches para el Benjy's de arriba. Allí trabajaban varias chicas polacas y rusas. En esa sección solo se escuchaba hablar polaco o ruso. Les pagaban una miseria y su jefa, polaca también, era una déspota. Los portugueses les llamaban a todas ellas María, el nombre de mujer más popular en Portugal. también trabajaba con ellas Filipo, un tipo cuatro por cuatro al que no le podías ver el color de la piel de sus brazos porque los tenía totalmente cubiertos de tatuajes al igual que su cuello, era muy majo.

Después estaba Mota que trabajaba de cocinero, un africano alto y escuálido que presumía constantemente de sus atributos varoniles. Los portugueses no paraban de vaciarle y de tocarle los huevos, pero porque él se lo buscaba.

Acabé mi primer día de trabajo empapado en un coctel cultural abrumador. Curioso que entre toda la gente que trabajaba allí no había ni un solo Inglés, a lo sumo un camarero Irlandés que olvide mencionar.

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