miércoles, 17 de octubre de 2012

La casa encantada

Una joven soñó una noche que caminaba por un extraño sendero, que ascendía por una colina boscosa hasta una hermosa casita blanca, rodeada de un jardín. Incapaz de ocultar su placer, llamó a la puerta, que fue abierta por un hombre muy, muy anciano, con una larga barba blanca. En el momento que ella empezó a hablarle, despertó. Todos los detalles de ese sueño permanecieron tan grabados en su memoria, que durante varios días no pudo pensar en otra cosa. Después volvió a tener el mismo sueño en tres noches sucesivas. Y siempre despertaba en el instante en que iba a comenzar su conversación con el anciano.

Pocas semanas más tarde la joven se dirigía en automóvil a una fiesta de fin de semana. De pronto, le dijo al conductor que se detuviera. Allí al borde de la carretera, empezaba el sendero de su sueño.
Le dijo a su compañero que la esperara un momento, y echó a andar por el sendero, con el corazón latiéndole alocadamente.

Ya no se sintió sorprendida cuando el caminito subió enroscándose hasta la cima de la boscosa colina, y la llevó hasta la casa cuyos detalles recordaba ahora con tanta precisión. El mismo anciano del sueño abrió la puerta cuando ella llamó impacientemente.

- Dígame -dijo ella-, ¿se vende esta casa?
- Sí -respondió el hombre-, pero no le aconsejo que la compre. ¡Un fantasma, hija mía, frecuenta esta casa!
- Un fantasma -repitió la muchacha-. Santo Dios, ¿y quién es?
- Usted -dijo el anciano, y cerró suavemente la puerta.

- Perteneciente al libro de la imaginación (Edmundo Valadés)



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