viernes, 11 de noviembre de 2011

Hay cosas que no se pueden explicar

Un granjero estaba emborrachándose en un bar del pueblo, cuando un vecino se le acerca y le pregunta:
- ¿Pero que haces sentado aquí y en ese estado, con el maravilloso día que hace?
El campesino responde:
- Hay cosas que no se pueden explicar.
- ¿Qué ha pasado? - preguntó su vecino.
- Ya ves, estaba ordeñando la vaca, y cuando el valde de la leche estaba casi lleno, me lo tira con la pata.
- ¿Y eso es tan grave?
- Hay cosas que no se pueden explicar. -Dice el granjero.
- Vamos hombre que no será para tanto. -Dice su vecino
- Entonces cogí una cuerda y le até cada pata a unos pilares de madera del cobertizo. La ordeñé otra vez, y cuando el balde estaba otra vez lleno, me lo tira con el rabo.
- Bueno, ¿y qué?. -Dice su vecino.
- Hay cosas que no se pueden explicar. -Dice el granjero.
- ¿Por qué no lo intentas?. -Dice su vecino.
El granjero prosigue:
- Entonces, como no tenía más cuerda, me saqué el cinturón, y con este, le levanté el rabo y se lo amarré a una viga del techo. En ese momento se me caen los pantalones y aparece mi mujer por la puerta del establo. Hay cosas que no se pueden explicar.

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